sábado, 5 de noviembre de 2011

Tu y yo somos iguales, no me discrimines

Navaja de Doble filo

Defensoría de Panamá

 Por: Edwin Rodriguez
PUBLICADO: panatocumen
edwinhr2332@hotmail.com     /     Twitter: @PanaTocumen
 



Hace un tiempo un conocido me preguntó por mi ceguera con las siguientes palabras: "¿Qué tal están tus ojos? ¿Te encuentras mejor? ¿Notas alguna mejoría?".
Reflexioné entonces, sobre lo natural que resulta para muchísima gente relacionar Discapacidad con Enfermedad, sea esta física, sensorial o intelectual.
Es cierto que algunas discapacidades tienen asociadas diversas patologías. Pero eso no significa que el discapacitado sea un enfermo ni mucho menos existe estudios probados, para que nuestra Defensoría Deduzca  que hay una relación entre discapacidad y enfermedad.
En el fondo, como dice Hoffman, “la discapacidad no tiene que ver con enfermedad, retardo, parálisis, etc. Tiene que ver con sociedades que no siendo perfectas han creado un concepto de perfección y normalidad acreditado al sector que tiene poder.”
Así pues, sin  consultas   La Institución en mención, lanzó con fragor la campaña “Tú y yo somos iguales, no me discrimines”, para ayudar a ambos grupos de la población sobre la importancia del respeto e igualdad de derechos de las personas con discapacidad y VIH/Sida.
De acuerdo con los Datos de la Secretaría Nacional de Discapacidad (SENADIS) y del Ministerio de Salud (MINSA) estos reflejan que en el país hay 370 mil 53 personas con discapacidad, al tiempo que mil 289 con sida. No obstante, no hay cifras claras de los habitantes con discapacidad que padecen esta enfermedad.
Si en el estudio de prevalencia de personas con capacidades diferentes, que se llevará a cabo el próximo año por parte de SENADIS, se va a incluir posiblemente la pregunta para comprobar si prevalece la relación entre discapacidad y SIDA, entonces, no está claro por qué el afán en adelantarse a dictaminar con esta campaña que hay una correlación y que prevalece la tendencia.
 La discapacidad, es una "condición de vida”, que nadie busca ni elige para sí.
No obstante, al discapacitado, se le podrá denominar de muchas maneras Y colgar etiquetas equivocadas, pero desde luego, "enfermo" no es una de ellas.
La Defensoría debe profundizar en buscar las causas de la discriminación (sicológicas, culturales, educativas o de otra índole) que excluyen y niegan el potencial de las personas con capacidades diferentes, si es que de verdad se quiere ayudar a revertir las barreras para este reconocimiento y las consecuencias negativas que de la discriminación se derivan. Es importante tomar muy en cuenta esto porque afecta no sólo a las personas con discapacidad y su integración; sino también al resto de los miembros de la sociedad, impidiendo una inserción más plena en todos los aspectos de la actividad humana. Es por ello, que Pretender fusionar o relacionar discapacidad con enfermos con VIH, coloca al discapacitado en una situación más vulnerable y de doble discriminación. ¡Es una navaja de doble filo!


Es de allí, en el ámbito de la toma de decisiones, en el que las personas con discapacidad están luchando y demandan una presencia más activa, que se les tome en cuenta, que pasen de ser un simple “objeto” de los apoyos y servicios, a ser los auténticos “protagonistas” de los mismos, participando y decidiendo directamente en todo aquello que afecta a su propia vida.
A pesar de que la legislación de nuestro país contempla la no discriminación y se declara como un fenómeno común en nuestras sociedades, sin embargo, esta no se elimina por decretos, ni por leyes ni mucho menos con campañas dos por una, para presuntamente reducir costos.
Las   campañas de prevención para que realmente tengan efecto deben    ser adaptadas a formatos accesibles a todas las personas con discapacidad: sensorial (auditiva y visual)y promover esencialmente  la prevención y el  riesgo   de la  infección DEL VIH, más que estimular  la discriminación.
 El propio Estado y muchas empresas privadas discriminan y violan el derecho al trabajo de las personas con discapacidad al no cumplir con el 2%que exige la ley 42 de equiparación de oportunidades, además, en muchos casos no se cumple con la igualdad salarial, se ignora los convenios internacionales y locales sobre barreras arquitectónicas. Etc.


En efecto, mientras no veamos a la llamada área de discapacidad como parte de un escenario social enfermo, y mientras ésta como sector, no aporte a sanar los males que afectan a su propia situación, y por cierto, a la de los otros seres humanos que son parte de su medio social, es difícil que se puedan obtener avances cualitativos importantes respecto de un proceso de integración sostenible.


“Los valores de una sociedad se reflejan en sus leyes y en sus normas y en los servicios que presta a los ciudadanos. Una sociedad que discrimina o excluye a las personas con discapacidad o a otros grupos en situación de riesgo, denota claramente que da menos valor a estas personas. En  cambio, una sociedad que tiene en cuenta las necesidades de estos grupos de población pone de manifiesto que es una sociedad que ha interiorizado el criterio de que dar oportunidades a todos sus ciudadanos es un factor de calidad social”.
Así pues , es posible luchar contra la discriminación en Panamá. Todos podemos contribuir a eliminarla y/o reducirla. Recordemos que el problema no es la falta de mecanismos ni campañas para combatirla, sino el desconocimiento de su existencia, por ello es necesario cambiar nuestra cultura, para que se multiplique la conciencia de que se debe vivir en una sociedad en la que no se discriminen a las personas por su condición.
. En definitiva, conociendo la idiosincrasia de nuestro pueblo, su grado de cultura y prejuicios, será fácil a través de esta campaña de doble filo alentada por la Defensoría del Pueblo interpretar que todo discapacitado padece o bien es propenso al VIH, en este sentido, lo más probable es que las personas generalizarán y asociarán discapacidad versus SIDA. ‘El autor es discapacitado.


Otros temas de interés:

No hay comentarios:

Publicar un comentario