Por: Edwin Rodriguez
PUBLICADO: PanaTocumen
panatocumen@hotmail.com / Twitter: @PanaTocumen
Es un sublime atardecer de invierno en Higueronal, con toda la belleza, la frescura y la calma que puede deparar la estación. La naturaleza plenamente abierta, se siente satisfecha de sí. El río, que lleva el mismo nombre, porque en sus riveras el árbol de higuerón es la constante, donde en ocasiones se pueden divisar, entre otros animales, algunas manadas de monos aulladores que se alimentan del fruto de este boscaje.
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Es un sublime atardecer de invierno en Higueronal, con toda la belleza, la frescura y la calma que puede deparar la estación. La naturaleza plenamente abierta, se siente satisfecha de sí. El río, que lleva el mismo nombre, porque en sus riveras el árbol de higuerón es la constante, donde en ocasiones se pueden divisar, entre otros animales, algunas manadas de monos aulladores que se alimentan del fruto de este boscaje.
Este pueblo de la región de Chepo, Panamá, fue fundado a inicios de la década de los setentas, por hacendosos colonos de diversas provincias; Su crecimiento ha sido impresionante. Estas zonas también fascinaron la atención de un emigrante colombiano y su familia, que decide adquirir una finca colindante al río, la que más tarde bautizara con el nombre de “La Porcelana”.
El potentado, pronto se dispuso a transformar la finca y la vivienda que poseía esta propiedad. Así pues, reparó las cercas; limpio la maleza; sembró pasto mejorado; levanto establos; compro ganado; caballos peruanos y colombianos de paso. También, cierto día, ordenó cavar, un gran terreno a la orilla del río para un lago en cuyo medio dejó un altozano en forma de isla.
Cuando el río Higueronal creció, la gran excavación se lleno de agua y la isla emerge en el centro de este. Allí erigieron un rancho, con votes se transportaban desde la orilla hasta la islita.
En verdad, el paisaje, del lugar, se tornó maravilloso.
A lo lejos se veían las extensas fincas donde pastaban los caballos y los hatos de ganados cubiertos por grandiosas colonias de garzas blancas, como es común donde pastorean estos animales, vigiladas, desde las copas de las palmeras, por sagaces gavilanes.
Hoy día, el lago existe, no obstante, la realidad es otra, el abandono supino de la finca, y sobre todo del embalse, ha permitido que la naturaleza, poco a poco vaya reforestando lo que un día fuese suyo.
Los lagartos, conejos ponchos, tilapias entre otros animales, cada vez más, han ido poblando este artificial balneario. El rancho que fue construido en el centro del lago y sus alrededores están cubiertos de una espesa vegetación, que sirve de nidales de las garzas blancas que deambulan por las cercanías de higueronal.
Las garzas, Son frecuentes y diversas en esta región; En algunas especies, hay poblaciones, que viven, todo el año en zonas tropicales, sin vagar muy lejos de donde anidan, son sedentarias. En su comportamiento, las garzas demuestran afinidad al agua, sea dulce o salada. Por lo que este lago conforma un santuario ideal. Anidan próximo al agua; en los matorrales y árboles que crecen sobre o contiguas al mismo.
Hay algunas garzas que son esbeltas y las vemos paradas por el día, al descampado próximas al lago. Sin embargo, existen otras de hábitos nocturnos que son más activas durante las horas crepusculares y de la noche, aunque se les ve ocasionalmente por el día. Mientras que otro buen número de estas aves optan por vivir entre la maleza y pasan por desapercibidas la mayor parte del tiempo. O bien porque no salen a donde se les pueda ver o porque su plumaje exhibe un excelente camuflaje.
Normalmente anidan una vez por año, aunque algunos miembros de ciertas especies intentan y logran criar dos veces por año. El nido de todas ellas usualmente es construido de ramas o hierbas que entretejen a las ramas de un árbol, arbusto o entre la hierba alta que crece próxima al lago. No es un nido muy elaborado, más bien de construcción rudimentaria. Algunas garzas anidan solitarias, otras en colonias de su propia especie o de varios ejemplares de aves. La nidada varía de uno o dos huevos hasta siete u ocho, es posible que hasta diez, Y los pichones, nacen desplumados o con muy pocos plumones y totalmente dependiendo de los padres. Despierta curiosidad, que las garzas, elijan los arbustos que tienen su tronco sumergido en el agua y que crecen en el pantano infestado de cocodrilos. Parece cruel, pero en realidad es una forma de estar muy seguras, ni serpientes, zorras o mapaches van a subir por el tronco del árbol. Las encontramos siempre en este lugar que para nosotros es casi inhóspito. Lo único que de vez en cuando se pone a prueba el dicho aquel que son los más adaptados los que sobreviven, porque el pichón que no logre volar en el primer intento, ¡sus vecinos lagartos no le conceden una segunda oportunidad!, o ¡perecen ahogados!
Casi todas las garzas son carnívoras; Expertas pescadoras; el resto son de hábitos insectívoros. Aunque todas ellas demuestran estar muy dispuestas a variar su dieta si algún anfibio u otro animalito apetitivo atraviesa su camino. Hay algunas especies que con frecuencia complementan su sustento con los pichones de otras aves. Las águilas y halcones son los más despiadados enemigos, pues en ocaciones, son cazadas en pleno vuelo o devoran los huevos y sus indefensos polluelos en el nido.
Definitivamente, ¡nadie sabe para quien trabaja!, de hecho, el 10 de enero del 2004, sorprendentemente, capturaron al patrón de la renombrada finca La Porcelana "de Higueronal; El afamado Mocho" como le apodan por una malformación en su brazo izquierdo, le pusieron fin, a la dinastía.
Así pues, las garzas, seguirán recorriendo Y PONIENDO día a día, en la desolada finca, entre caballos salvajes, agro-químicos y sus enemigos naturales que las asechan permanentemente en el lago. Hay quienes conjeturan ilusionadamente, quizás influidos por la célebre novela Colombiana “El capo”, que: Debajo del estanque, ¡existe una PRESUNTA caleta!, ¡repleta de dinero!...
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