Por: Edwin Rodriguez
PUBLICADO: PanaTocumen
panatocumen@hotmail.com / Twitter: @PanaTocumen
Es un agrado hablar de una persona que ha hecho una labor admirable por los pobres. De un gran Economista que recibió el premio Nobel de la Paz en el 2006 por su lucha para lograr una economía justa para las clases desfavorecidas. Su nombre es Mohammad Yunus.
Cierto día, el profesor Yunus, decidió darse un paseo por los barrios marginados de Bangladesh para preguntarle a la gente de qué vivía y qué era lo que necesitaba. Sin embargo, pronto se dio cuenta de que la gente no requería mucho dinero para hacer que sus negocios prosperaran.
Así pues, Conviviendo con los campesinos de la región de Jobra (Bangladesh), Yunus confirmó que la pobreza se perpetuaba porque dejaba a los pobres fuera de la economía. Los bancos tradicionales no concedían préstamos a aquellos que no pudiesen ofrecer garantías, por ende, generaba un círculo vicioso de pobreza.
Yunus creó el concepto del microcrédito el día que decidió ayudar a unos cuantos lugareños que vivían cerca de la Universidad de Chittagong y que, tras una gran hambruna que asoló el país en 1974, estaban pasando por graves dificultades. Elaboró una lista de 42 personas seriamente endeudadas que, en total, debían menos de 27 dólares. Cada uno de ellos recibió la cantidad que adeudaba sin otra condición que la de concentrarse en su trabajo y la de devolver el dinero cuando pudieran.
El éxito de su acción le llevó a crear, en 1976, el Banco Grameen, con la intención de prestar capital a personas que no tenían acceso a los créditos bancarios tradicionales, dado que no cumplían las condiciones requeridas habitualmente en concepto de aval para garantizar el reembolso de la suma prestada. Todo gira en torno a la llamada "garantía solidaria" que consiste en prestar el dinero a las dos mujeres más pobres de un grupo de cinco que se unen para solicitarlo, y las demás no reciben su préstamo hasta que las dos primeras lo han devuelto, de tal manera que se crea una especie de red de apoyo-presión. Si uno deja de pagar, todos pierden la posibilidad de recibir nuevas ayudas.
AHORA bien, HE AQUÍ un gran modelo de empresa social, eficaz y próspera que alejado de cualquier tipo de ideología y ambición es capaz de sacar de la pobreza a millones de personas. Es importante, que el Estado, desarrolle políticas, asumiendo un modelo propio de crecimiento y desarrollo social, con más justicia, igualdad y equidad. Panamá, posee la capacidad singular de generar fondos dentro de sus entidades bancarias para poder prestar a los pobres. Se debe facilitar las condiciones y las bases legales a verdaderos bancos de microcréditos, para que puedan dedicarse específicamente a esta tarea: prestar capital a las personas en pobreza extrema.
En definitiva, tal vez si tuviéramos a un Mohammad Yunus, en lugar de algunos usureros en Panamá, nuestro país sería mucho mejor.
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