sábado, 18 de febrero de 2012

7 amores y mango loco

Cuento Urbano

7 Amores y Mango Loco

Por: Edwin Rodríguez

panatocumen@hotmail.com     /    Twitter: @PanaTocumen




Estilo de Corte de cabello popular Mango Chupao'
 PANAMÁ. Ronny, mejor conocido como Mango loco, por su corte desgreñado y su peinado muy particular que lo distinguía en su barrio del Marañón, había ido a visitar a su "novia" Débora a la que apodaban 7 amores en Barrasa, después de un arranque en una de las cantinas que quedan en el Terraplén.
 No eran horas muy apropiadas pero eso a él le importaba un reverendo pepino cuando tenía cuatro tragos en la chonta.
Al aproximarse el susodicho a la barraca de ella, escuchó pasos apresurados que se alejaban por la puerta posterior, la cual daba a una veredita entre los tendederos, pero como éste se había tomado unas pintas y las ansias de ver a su amada no le dio mayor importancia.
 Tocó a la puerta que da frente a la calle y su amada Débora lo recibió olorosa a fragancia de Victorias Secret, y pasaron las dos y las tres, las cuatro, las cinco, las seis y las siete... Por fin a las ocho de la mañana Mango loco ya se retiraba y bajando la calle para llegar a la parada, a ver si pasaba un diablo rojo, de los pocos que quedan para pedirle un liff, porque la dominante y 28 añera de la Débora lo había dejado sin un centavo en los bolsillos (y eso que sólo eran "novios").
 Cuando el distraído enemigo de la peinilla iba pasando frente a la tiendita del chinito unos muchachos que “parqueaban” ahí, comenzaron a cantar a coro:" Y que no me digan en la esquina el venado, el venado, que eso a mí me mortifica, el venado, el venado..." Pero el ingenuo Mango loco que venía “engomado no” captó para nada el mensaje y muy afable los saludó: "Buenos días" "Buenos días, señor “Toribio”" dijo uno de los chicos. "Que sopa, ¿qué pasó? Yo no me llamo así". Aclaró Mango loco y siguió su camino, mientras aquellos ociosos murmuraban y se reían de algo que él desconocía
Una mañana de mayo, en que la abuela de Mango loco le estaba preparando el café al “nini” de su nieto un par de tongos, se presentó en casa de ella. Enseguida el enemigo del peine corrió a esconderse debajo de la cama, antes que lo vieran pues de vez en cuando, se metía en los carros ajenos que aparcaban en la Cinta Costera.
Pero para sorpresa del antedicho el oficial le entregó a la señora una boleta en el cual se requería su presencia en la corregiduría.
¿Quién sería capaz de haberle sacado esa boleta a mi pobre nieto? Renegaba la abuela. ? Por medio de unas vecinas bochinchosas se enteró la abuela de que la demandante era una tal Débora 7 amores.
 Mango loco confesó a su vieja haber sido amante de Débora, una Chorrillera diez abriles mayor que él pero eso fue hace un año y ahora ella estaba embarazada y lo culpa a él... Pero ¿"eso" no fue hace un año? ¿Y ella está preñada? Preguntó la abuela.
Mango loco dijo: Fue un accidente, no sé cómo pasó, cosas de borracheras, qué sé yo...
 El día de la citación llegó. Débora puso las exigencias sobre la mesa ante la corregidora que tenía fama de no temblarle la mano ante estos casos de pensiones alimenticias.
 La acusadora dijo que necesitaba dinero para hacerse un ultrasonido y contratar una nana que le hiciera los quehaceres de la casa y le cuidara los otros cuatro chiquillos que de hecho llevaban diferentes apellidos. La abuela hizo tal berrinche que todos los insultos (sapos, alacranes y serpientes) que hubiera querido decirle a la 7 amores, pervertidora de menores, se le atragantaron en la garganta, y se quedó muda.
 El abogadito Que había contratado la abuela salió en defensa de Mango loco y dijo: Que si la cría salía espelucada, dientona y mal hecho entonces su cliente aceptaría su responsabilidad, mientras no, y que mango loco no le daría nada.
 Débora se soltó en llanto, con tremendo dramatismo, digno de un casting para melodrama de Telemetro, pero no logró conmover a nadie. Por si fuera poco Mango loco dijo que ella lo había emborrachado y obligado a tener relaciones, prometiéndole una media caja de pintas y que si resultaba preñada ella ya vería a quien le echaba el muerto; es más, él ni la quería. La Pobre Débora, salió muy decaída del lugar, ya no taconeaba como cuando había llegado a la corregiduría, pero no había quedado tan tranquila y prometió darle parte a la banda de su calle para que recogieran a mango loco.



Barraca del Chorrillo Panamá

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