La Fiebre del teca en Panamá
Hay un producto más atractivo que el oro, más rentable que el petróleo y más codiciado que las acciones de Apple: la tierra.
Por: Edwin Rodríguez
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Plantaciones de Tecas en Higueronal de Chepo suplantan a los árboles nativos. Foto: Edwing A. Rodriguez |
En los últimos quince años en Alto Bayano, el Llano, Cañitas y a lo largo de la vía panamericana hasta Darién miles de hectáreas han sido vendidas por campesinos a conglomerados transnacionales. Una fiebre de miles de millones de dólares que está trastornando el planeta al establecer plantaciones gigantes de tecas donde antes solo había potreros, selvas y pequeñas parcelas.
Esto Puede ser la oportunidad para impulsar una verdadera revolución verde pero, a cambio, el mundo está jugando con su equilibrio y su sostenibilidad.
En Cañazas y el Llano de Chepo, por ejemplo, enormes extensiones de tierra, destinada a teca, están devorando las praderas y reemplazando alimentos como el ganado, maíz y el arroz.
Pero el suelo ya no es solo para cultivar. También se volvió una forma para ganar mucho dinero. Las tierras atrajeron inevitablemente a los consorcios madereros, pues es un negocio seguro. Con el auge de las grandes industrias automotrices, en la India y Japón, entre otros países, sumado al incremento de la población mundial y el alza de los alimentos, la presión sobre la tierra va a seguir creciendo.
Como la compra masiva de tierras para plantaciones de tecas es aún un fenómeno reciente, sus consecuencias aún son inciertas.
Los nuevos terratenientes insisten en que es una oportunidad única para sacar de la miseria a miles de campesinos. El acaparamiento de tierras ya está teniendo un tremendo impacto. El desplazamiento de comunidades locales, la destrucción de las economías regionales, la pérdida de la producción de alimentos para el consumo local, la pérdida de la biodiversidad, los impactos de los monocultivos y de los agrotóxicos usados en la producción agroindustrial son efectos que ya son parte de la realidad y sus consecuencias ya son visibles en los ríos y tierras de estas poblaciones.
Panamá carece de instituciones capaces de ejercer un verdadero control. Los derechos del campesino no son precisamente la preocupación principal de los gobiernos. Además, nuestro país está dispuesto a todo tipo de sacrificios, en detrimento de los suyos, con tal de atraer las inversiones.
Pero tal vez la mayor preocupación es que, aunque parezca contradictorio, la producción masiva de teca estimula el hambre.
Los campesinos venden sus terrenos seducidos por los precios y luego no pueden alimentar a su familia y se ven obligados a migrar a las ciudades o invadir las tierras de los indígenas en las comarcas, lo que trae como consecuencia las disputas entre colonos e indígenas.
No está mal que existan empresas extranjeras o extranjeros que compren tierras, el problema comienza cuando se sobrepasan los límites y no hay restricciones ni legislación que proteja los principales intereses de los panameños.
En tanto, Luego de revisar las opciones que actualmente se dan en Panamá para invertir o emprender negocios que promuevan la conservación y el cuidado del medio ambiente, vemos que la opción que cuenta con el debido marco legal para su desarrollo y un plan de incentivos fiscales específicos, es la REFORESTACION DE TERRENOS.
La inversión y la actividad de reforestación en Panamá tienen su base jurídica en la Ley Nº 24 de 1992, que establece incentivos forestales y regula la actividad de reforestación; el Decreto Ejecutivo Nº 89 de 1993, que reglamenta la Ley Nº 24 de 23 de noviembre de 1992; la Ley Nº 1 de 1994, que reforma la Ley Forestal; y el Decreto Ejecutivo Nº 59 de 2000, que reglamentó el artículo de la Ley General de Ambiente en lo referente a los bosques.
La reforestación en Panamá como opción de negocios presenta los siguientes incentivos fiscales:
· Exención de impuestos sobre la renta, las utilidades derivadas de la comercialización de productos de plantaciones forestales y cuyo establecimiento se realice dentro de los 25 años a partir de la Ley de Incentivos.
· Deducción del 100% de los gastos para los efectos del impuesto sobre la renta en las inversiones forestales directas e indirectas.
· Exoneración del pago de impuesto de importación y demás tasas, por la introducción al país de todos los insumos necesarios para las actividades de reforestación, manejo y aprovechamiento de plantaciones forestales.
· Exención del pago del impuesto de inmueble y del impuesto de transferencia de bienes inmuebles, de las fincas dedicadas a la reforestación, en un 50% de su superficie, o que tengan un mínimo de 200 hectáreas reforestadas.
· Exención del pago del impuesto sobre la renta de las utilidades o ganancias que se obtengan por la enajenación de bonos, acciones y valores de sociedades dedicadas a la reforestación. Estos bonos, acciones y valores sirven como garantía bancaria.
· Otorgamiento de visa de inmigrante en calidad de inversionista, al extranjero que realice una inversión forestal por una suma mínima de $40.000,00 dólares.
Miles y miles de hectáreas de tierras a lo largo y ancho de Panamá son cubiertas por plantaciones de Teca. Foto: Edwing A. Rodriguez |
La agricultura y la ganadería son las principales actividades afectadas por las plantaciones de teca en Panamá. Foto: Edwing A. Rodriguez |
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