martes, 8 de noviembre de 2011

Lo que no Olvidaremos de los Diablos Rojos

Edwin Rodrígue
Publicado: Periódico Panamá América


Con poco más de 800.000 habitantes, la Ciudad de Panamá, dispuso de un servicio de transporte público, desde mediados de la década de los setenta. Estos suelen ser autobuses de transporte escolar norteamericanos que han cumplido con creces su periodo de uso, transportando colegiales y que han visto su segunda y última vida en Panamá.

Se les conoce como los diablos rojos, pues desde tiempos inmemoriales, se les pinta de este llamativo color sobre el que se dibujaban personajes de la farándula, políticos, actores de cine y ocasionalmente los hijos del dueño. Que unidos a las luces que se encendían por la noche y la conducción agresiva, le daban ese toque diabólico.

Entre los mensajes y las frases con doble sentido, las calcomanías obscenas, satánicas o Que hagan alusión a la muerte, que se podían observar a bordo de los diablos rojos en su decoración estaban, por ejemplo: Sí es hijo del conductor no paga; que viva mi suegra… ¡pero lejos!; pídele el cielo a Dios, ¡por que el infierno ya lo viviste aquí!; más vale vieja conocida, ¡que nueva con SIDA!; entre otros grafitis.

Los usuarios recordarán como pesadilla cuando soportaban las velocidades de sobresalto, la música ensordecedora de bachata, Aitiana y “reggae” Que sonaban generadas por potentes equipos de sonidos que le rompían los tímpanos y terminaban mareados con las luces intermitentes multicolores que giraban sobre el techo interior cual discoteca ambulante, mezclándose con el ruido de las máquinas, y sus troneras, que le iban subiendo la adrenalina al pasajero con las regatas que terminaban por lo general en el portal de una casa o peor aún, por el desprendimiento del tren trasero. También, no se puede olvidar, el incesante pregonar porfiado de los pavos, que se confunden con los vendedores ambulantes que suben a ofrecer mercaderías y golosinas abordo.

No hay que soslayar las riñas entre pasajeros o con el pavo y el chofer, que no dudaba en sacar debajo de su asiento un bate o un oxidado machete.


Tampoco olvidaremos, en las paradas estratégicas los chequeadores con los datos para el chofer, de los buses que le adelantaban o cuando lo esperaba una concubina acompañada de un policía para exigir su pensión.

Definitivamente, Quienes diseñaron estos autobuses, jamás pensaron, que en Panamá, estos se convertirían probablemente, en el mayor invento de este siglo. Pues los buceros y sus creativos no escatimaron esfuerzos ni dinero para mejorar y adaptar su sistema de apiñamiento comprimido, exclusivo de nuestro país, el cual cuenta con una capacidad de compresión solo comparada con winrar o Winzip

Finalmente, hay quienes dicen que la muerte viajaba en los Diablos Rojos, pues la estela de muertos y lesionados que dejaban a su paso era de terror. También, hay quienes aseguran, que entre Metro buses y su Monopolio, los Diablos Rojos solo se van de vacaciones y que en un futuro no muy lejano… Retornarán.

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