jueves, 10 de noviembre de 2011

Las Guerrilleras del Darién

Texto: Edwin Rodríguez
PUBLICADO: Periódico La Estrella de Panamá
edwinhr2332@hotmail.com


El bosque está allí, con su libertad como fuente de dicha y sus peligros como encanto. En efecto, son los riesgos que cual reglas de oro advierten los indígenas y campesinos a sus descendencias o al foráneo que visita al pueblo, En el corazón de las montañas de Darién.
 Sin dudas, el conocimiento de la selva garantiza la supervivencia. No se trata solamente de la advertencia sobre las picaduras de víboras, un alacrán, un murciélago, el ataque de un tigre, entre otros peligros que enclaustra el bosque. Hay diminutos insectos, que si bien, son insignificantes, pueden ser letales.

Tal es el caso de las hormigas guerrilleras o corrección. Son pequeñas, negras, brillantes y marchan velozmente en hordas más o menos anchas. Son esencialmente carnívoras. Avanzan devorando todo lo que encuentran a su paso: arañas, grillos, alacranes, sapos, víboras y a cuanto ser no puede resistirles. No hay animal, por grande y fuerte que sea, que no huya de ellas. Su entrada en una casa supone la exterminación absoluta de todo ser viviente, pues no hay rincón ni agujero profundo donde no se precipite la turba devoradora.
 Los perros aúllan, los caballos relinchan mientras se escabullen y es necesario dejarles la casa, a cambio de no ser devorados en diez horas hasta el esqueleto.

Permanecen en un lugar uno, dos, hasta cinco días, según su riqueza en insectos, carne o grasa. Una vez devorado todo, se van. ¡Pican muy fuerte, realmente!

Las guerreras se caracterizan fundamentalmente por su agresivo comportamiento depredador, su carácter nómada y sus incursiones en las que un enorme número de hormigas (de 100 000 a 2, millones de obreras adultas en columnas de hasta 20 m de ancho y 200 m de largo) se adentran en un área, atacando a sus presas en masa.

Otro rasgo que comparten es que, a diferencia de la mayor parte de especies de hormigas, estos ejércitos no construyen hormigueros permanentes, y una colonia de hormigas guerreras se mueve casi sin cesar durante su existencia.

Al anochecer forman su nido, que cambian casi diariamente. Algunas especies protegen sus rutas con soldados. Durante la caza son acompañados por varias aves, como hormigueros, torditos y chunchos, que cual oportunistas devoran a los insectos que huyen al paso de las hormigas. Las presas no deseadas simplemente se dejan atrás y son consumidas por carroñeros o por las moscas que acompañan el enjambre de hormigas.

 Las hormigas guerreras no construyen un nido como la mayoría de las demás especies de hormigas. En su lugar levantan un nido viviente con sus cuerpos, estos suelen situarse en troncos de árboles o en madrigueras excavadas por las hormigas, y los forman uniendo sus patas unas a otras y así creando una especie de bola, que puede parecer no estructurada a los ojos de un humano, pero que es en realidad una estructura bien construida. Las obreras de más edad se sitúan en el exterior, dejando el interior para las más jóvenes. Ante una mínima perturbación, las hormigas soldado se reúnen en la parte superior del campamento, dispuestas a defender el nido con sus potentes mandíbulas.

Las hormigas guerrilleras pueden consumir hasta 100 000 animales cada día, por lo que pueden tener una influencia significativa en la población, diversidad y comportamiento de sus presas en la selva de Darién.


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